silencio sepulcral

La operación es una muestra de apoyo a nuestros hermanos palestinos, asesinados a diario entre el silencio del mundo. Esta frase, que aparece en la declaración del líder del Hizbollah libanés resume muy bien el sentimiento de la vecindad arabo-islámica de Israel.

El gobierno de Olmert no solo se ha negado a negociar un intercambio de prisioneros que le habría devuelto a casa al cabo Shalit, capturado por palestinos el 25 de junio, sino que se ha embarcado en un discurso de guerra, para consumo interior, por su puesto, al que se ha sumado el nuevo ministro de Defensa, Amir Peretz, que es visto como blando a los ojos del ejército y los servicios de seguridad.

Nadie esperaba que Olmert, abogado, alcalde de Jerusalén, diputado, ministro y mano derecha de Ariel Sharon, caería en la trampa tan rápido: se ha puesto a matar palestinos a toda velocidad (71 contra dos soldados, hasta el miércoles) llegando al cenit con la bomba que ha liquidado a una familia al completo y a numerosos civiles y niños.

Lo peor es el silencio del mundo y sobre todo de nuestra Unión Europea que no se escapa al justificado reproche: los servicios de Bruselas sólo han pedido moderación a las partes y han señalado en su respuesta que Israel utiliza una fuerza desproporcionada

La bula israelí bajo la protección norteamericana, que bloquea en la ONU una resolución de condena auspiciada por los árabes, sigue funcionando a todo rendimiento.

En este contexto es posible que algunas capitales, por ejemplo el París capitulacionista del nuevo Jacques Chirac, tan atento al destino del Líbano, digan algo alto y fuerte, algo que rompa el silencio del mundo…, ¿quién sabe?